Mortalidad de las abejas: El peligro de las combinaciones de plaguicidas

Así lo demuestra un nuevo estudio del Biocentro de la Universidad de Würzburg, en el que el último neonicotinoide que sigue autorizado en la UE se combinó con dos fungicidas.

Las abejas productoras de miel son insectos sociales. Su colonia sólo sobrevive como comunidad, y las nuevas generaciones sanas son muy importantes. Por eso no es de extrañar que las abejas cuiden bien de sus descendientes: las abejas nodrizas alimentan a las larvas jóvenes con un líquido que producen en su glándula cefálica a partir de néctar y polen.

Sin embargo, el polen en particular puede contener residuos de diversos insecticidas y otros pesticidas. Por tanto, es muy probable que las larvas de abeja estén expuestas a una compleja mezcla de sustancias químicas.

¿Qué impacto tienen los insecticidas autorizados en la UE sobre el desarrollo de las abejas productoras de miel, tanto solos como en combinación con fungicidas? ¿ Y en concentraciones que se encuentran realmente en el medio ambiente?

Investigadores del Biocentro de la Universidad Julius-Maximilians (JMU) de Würzburg, en Baviera (Alemania), lo han investigado. Sus resultados se han publicado en la revista científica Environmental Pollution.

El efecto de los plaguicidas en el medio ambiente rara vez se investiga en combinación y a dosis bajas relevantes para el medio ambiente. «Sin embargo, como muestra nuestro estudio, esto es muy necesario porque los agentes interactúan y pueden potenciar sus efectos mutuamente», explica la estudiante de doctorado Sarah Manzer, autora principal del estudio.

También es posible que la interacción sólo se produzca a bajas concentraciones, pero no a altas, y viceversa. «Hay lagunas en nuestros conocimientos sobre la aplicación de pesticidas que ahora hemos podido reducir con otra pieza del rompecabezas», afirma la investigadora de la JMU.

Los experimentos: Alimentar a las larvas

Los investigadores criaron abejas melíferas en el laboratorio y mezclaron diversos pesticidas con su alimento: por un lado, en las concentraciones que se dan en el medio ambiente y, por otro, en dosis diez veces superiores.

El equipo de la JMU administró a los insectos el último Neonicotinoide que sigue autorizado en la UE, el acetamiprid, un veneno utilizado contra el escarabajo de la colza y otros insectos chupadores. Todos los demás neonicotinoides anteriormente utilizados están ahora prohibidos porque perjudican a las abejas.

Los investigadores también alimentaron a las larvas con una mezcla de los fungicidas boscalid y dimoxistrobina (ambos fungicidas), así Como con una combinación del neonicotinoide y los dos fungicidas.

Una mayor concentración del neonicotinoide por sí solo provocó una tasa de mortalidad significativamente mayor entre las larvas: el 90,4% sobrevivió en el grupo de control y sólo el 79,8% en el grupo del neonicotinoide.

Sarah Manzer también determinó los efectos negativos a largo plazo: Las abejas adultas que habían ingerido el neonicotinoide cuando eran larvas murieron mucho antes que las del grupo de control.

Alcanzaron una edad media de 26 días, frente a los 31 días de las del grupo control. Sin embargo, en la concentración relevante para el medio ambiente, el neonicotinoide no tuvo ningún efecto sobre las tasas de supervivencia.

Si la alimentación de las larvas sólo contenía los dos fungicidas, esto no tuvo ningún efecto sobre la mortalidad de los insectos. Sin embargo, las abejas eran más delgadas después de eclosionar que las del grupo control. Habrá que seguir investigando si esto es relevante para su posterior desarrollo y comportamiento.

El neonicotinoide muestra una compleja toxicidad mixta con fungicidas

Los investigadores se llevaron una sorpresa cuando alimentaron a las larvas con mezclas de estas sustancias químicas. Una dosis menor de neonicotinoide en combinación con los fungicidas provocó un aumento significativo de la mortalidad de las abejas adultas, con una edad media de 27 días, frente a los 31 días de las abejas del grupo de control.

La dosis de neonicotinoide, de otro modo inofensiva, se convierte así en peligrosa en combinación con los fungicidas. «Se trata de un hallazgo alarmante, ya que las abejas melíferas entran en contacto con muchos pesticidas diferentes debido a su gran radio de vuelo», afirma Sarah Manzer.

Y se produjo otro efecto inesperado tras la alimentación con la mezcla: Una dosis más alta de neonicotinoide -que tenía efectos nocivos por sí sola- no mostró ningún efecto sobre la mortalidad de las abejas cuando se combinó con los fungicidas.

Las abejas silvestres solitarias pueden verse más afectadas

Los efectos combinados hallados por los investigadores podrían repercutir en toda la colonia de abejas, ya que se daña a la generación en crecimiento.

Además, las abejas silvestres solitarias podrían verse especialmente afectadas: Como «abejas solitarias», se ven directamente afectadas, mientras que las abejas melíferas, en sus grandes colonias, podrían amortiguar hasta cierto punto los efectos de los pesticidas en individuos concretos.

Según los científicos de Würzburg, es esencial realizar más experimentos para entender mejor el efecto de las mezclas de plaguicidas.

Proyecto en la red BayÖkotox de Baviera

El estudio se llevó a cabo en el Biocentro en cooperación entre los grupos de trabajo de la profesora Ricarda Scheiner (Zoología II) y el profesor Ingolf Steffan-Dewenter (Zoología III) como parte de la red del proyecto BayÖkotox.

Esta red interuniversitaria fue concebida y respaldada por el Ministerio de Medio Ambiente y Protección al Consumidor del Estado de Baviera. Su objetivo es reconocer a tiempo las tendencias potencialmente peligrosas derivadas de la liberación de productos químicos al medio ambiente.

Publicación

The neonicotinoid acetamiprid reduces larval and adult survival in honeybees (Apis mellifera) and interacts with a fungicide mixture .

Sarah Manzer, Markus Thamm, Lioba Hilsmann, Beate Krischke, Ingolf Steffan-Dewenter, Ricarda Scheiner. Environmental Pollution, 2 de agosto

de 2024, DOI: 10.1016/j.envpol.2024.124643, Open Access!